Liber III Jugorum

 

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0. ¡Contempla el Yugo sobre el cuello del Buey! ¿Acaso no es así como el Campo será arado? El Yugo es pesado, pero une a los que están separados — ¡Gloria a Nuit y a Hadit, y a Aquel que nos ha dado el Símbolo de la Rosa Cruz! Gloria al Señor de la Palabra Abrahadabra, y Gloria a Aquel que nos ha dado el Símbolo Ankh y de la Cruz dentro del Círculo! 

1. Tres son las Bestias con las que debes arar el Campo: el Unicornio, el Caballo y el Buey. Y debes ponerlas en un triple yugo que sea gobernado por Un Látigo. 

2. Ahora estas Bestias corren salvajemente por las tierras y no obedecen fácilmente al Hombre. 

3. Nada será dicho aquí sobre Cerbero, la gran Bestia del Infierno, que es cada una de ellas y todas ellas, tal como Atanasio presintió. Porque este tema [es decir, el tema de Cerbero] no es de Tiphereth de fuera, sino de Tiphereth de dentro. 

 

I

0. El Unicornio es el habla. ¡Hombre, gobierna tu habla! ¿Si no, cómo podrás mandar sobre el Hijo, y responder al Mago en la Entrada Derecha de la Corona? 

1. Estas son las prácticas. Cada una puede durar una semana o más. 

(a) Evita usar ciertas palabras comunes, como “y”, o “el”, o “pero”; usa una paráfrasis.

(b) Evita usar ciertas letras del alfabeto, como “t”, o “s”, o “m”; usa una paráfrasis.

(c) Evita usar los pronombres y adjetivos de primera persona; usa una paráfrasis.

Utiliza tu propio ingenio para crear otras. 

2. Cada vez que te traiciones diciendo algo que habías prometido no decir, córtate la muñeca o el antebrazo con una cuchilla, tal como golpearías a un perro desobediente. ¿Acaso no teme el Unicornio las garras y los dientes del León? 

3. Tu brazo te servirá tanto de aviso como de registro. Deberás anotar tus progresos diarios en estas prácticas, hasta que seas un perfecto vigilante en todo momento de la mínima palabra que se desprenda de tu lengua. 

Así pues, átate a ti mismo, y serás libre para siempre. 

 

II

0. El Caballo es la Acción. Hombre, gobierna tu Acción. ¿Cómo si no podrás mandar sobre el Padre, y responder al Loco en la Entrada Izquierda de la Corona? 

1. Estas son las prácticas. Cada una puede durar una semana o más. 

(a) Evita levantar el brazo izquierdo por encima de la cintura.

(b) Evita cruzar las piernas.

Utiliza tu propio ingenio para crear otras. 

2. Cada vez que te traiciones haciendo algo que habías prometido no hacer, córtate la muñeca o el antebrazo con una cuchilla, tal como golpearías a un perro desobediente. ¿Acaso no teme el Caballo los dientes del Camello? 

3. Tu brazo te servirá tanto de aviso como de registro. Deberás anotar tus progresos diarios en estas prácticas, hasta que seas un perfecto vigilante en todo momento de la mínima acción que se desprenda del último de tus dedos. 

Así pues, átate a ti mismo, y serás libre para siempre. 

 

III

0. El Buey es el Pensamiento. ¡Hombre, gobierna tu Pensamiento! ¿Cómo si no podrás mandar sobre el Espíritu Santo, y responder a la Gran Sacerdotisa en la Entrada del Medio de la Corona? 


1. Estas son las prácticas. Cada una puede durar una semana o más. 

(a) Evita pensar en un tema concreto y en todas las cosas conectadas con él, y que este tema sea uno de los que normalmente ocupan gran parte de tu pensamiento, estimulado con frecuencia por las percepciones sensoriales o las conversaciones con otros.

(b) Mediante algún recurso, como el cambiarte el anillo de un dedo a otro, crea en ti mismo dos personalidades, cada una con pensamientos dentro de límites completamente diferentes, que sólo compartan el terreno de las necesidades vitales. 

Por ejemplo, supón que A es un hombre de fuertes pasiones, experto en la Sagrada Qabalah, vegetariano, y claramente “reaccionario” políticamente. Que B es un pensador ascético e impasible, dedicado a los negocios y a la vida familiar, carnívoro y claramente progresista en lo político. No dejes que un pensamiento típico de A surja cuando el anillo está en el dedo de B, y viceversa.

Utiliza tu propio ingenio para crear otras. 

2. Cada vez que te traiciones pensando algo que habías prometido no pensar, córtate la muñeca o el antebrazo con una cuchilla, tal como golpearías a un perro desobediente. ¿Acaso no teme el Buey la Puya del labrador? 

3. Tu brazo te servirá así tanto de aviso como de registro. Deberás anotar tus progresos diarios en estas prácticas, hasta que seas un perfecto vigilante en todo momento del mínimo pensamiento que surja en tu cerebro. 

Así pues, átate a ti mismo, y serás libre para siempre.

 

 

ARATRUM SECURUM
(Fra ---- tras una semana evitando la primera persona.
Su fidelidad es buena; su vigilancia, mala.
No es lo suficientemente bueno para ser aprobado).

 

© de la traducción Miguel AlgOl