¡Madre de la Luz y de los Dioses! ¡Madre de la Música, despierta!
El silencio y el habla discuten; Cielo e Infierno están en juego.
Por la Rosa y la Cruz Yo conjuro;
Yo obligo por la Serpiente y la Espada;
Yo soy el que ha sido prometido para durar –
¡Tráenos la palabra del Señor!
Por las crías de los Asbestos de la Claridad, cuyo Dios fue mi padre;
Por el Señor de la Llama y de la Luminosidad, el Rey de los Espíritus del Fuego;
Por el Señor de las Olas y las Aguas, el Rey de los Huéspedes del Mar,
El más justo de todos aquellos cuyas hijas fueron mi madre;
Por el Señor de los Vientos y de las Brisas, el rey de los Espíritus del Aire,
En cuyo seno está la infinita tranquilidad que me acunó;
Por el Señor de los Campos y de las Montañas, el Rey de los Espíritus de la Tierra
Que alimentó en sus fuentes mi vida desde el momento de mi nacimiento.
Por la Vara y la Copa Yo conjuro; por la Daga y el Disco Yo obligo;
Yo soy el que ha sido prometido para durar; ¡Haz tu música otra vez!
Yo soy Señor de la Estrella y el Sello;
Yo soy Señor de la Serpiente y la Espada;
¡Revélanos el acertijo, revélalo! ¡Tráenos la palabra del Señor!
Como la llama del sol, como el bramido del mar, como la tormenta del aire,
Como el temblor de la tierra — que surja para una bendición, para una amargura, para una trampa,
Para un señuelo, para una luz, para un beso, para una vara, para un castigo, para una espada.
¡Tráenos tu carga de dicha — Tráenos la palabra del Señor!
© de la traducción Miguel AlgOl