Yo Te adoro, Rey del Mal,
Por el cuerpo que Tú has formado
A semejanza de un demonio
Apasionado por su pureza.
¡Yo Te adoro, Rey del Mal!
Yo Te adoro, Señor de la Maldad,
Por el espíritu que Tú has moldeado
Hermoso como un cáliz de azucenas
Desplegadas a un sol sombrío.
¡Yo Te adoro, Señor de la Maldad!
Por la sed, un ansia cruel
De cosas infinitas, impensables.
Sueños que devoran y pervierten.
Cantos de los que ningún Dios puede imaginar
ni una palabra,
Cantos de crimen y de deseo.
Por los sombríos ojos del demonio
Que brillan áridos y estériles.
¡Yo Te adoro, Rey del Mal,
Con estos labios, tan secos y amargos
Como los áridos ojos del demonio!
Yo Te adoro, Yo Te adoro,
Yo me postro ante Ti.
Por los conjuros que una vez despertaron
el Deseo del Caos, Yo Te adoro.
¡Yo Te adoro, Yo Te invoco!
© de la traducción Miguel AlgOl