¡Hemos perdido un día! Sin besos, sin pesar.
Sin miedo, sin dolor, ¡sin nada de nada!
El día se perdió, un recuerdo desvanecido.
No vio el amanecer, nunca vio el ocaso —
Porque Este y Oeste se encontraron invisiblemente
En puertas que no fueron ni alegres ni musicales.
Sin melancolía y sin funeral.
Nada hay en él que recordar ni que olvidar.
En mi viaje hacia el Oeste robé varias horas
Y ahora debo pagarlas.
No arranqué una sola flor, sino cien.
Llevé cien pasiones en mi cerebro —
El Rey Salomón tuvo trescientas amantes.
Estoy totalmente de acuerdo con que todo es en vano.
© de la traducción Miguel AlgOl